Navegar por el corazón de Shanghai

Descubrir otras latitudes, sin duda, representa una grandiosa aventura; sobre todo, cuando se trata de una de las ciudades conocidas como el “Nueva York del Asia”.
Singular denominación para Shanghai, una de las metrópolis más relevantes de la República Popular China, cuya mezcla entre construcciones históricas y el modernismo propio de este siglo, confluyen en una mágica unión a través del río Huangpu que, por lo demás, es el río emblemático y el canal más importante de Shanghai, ya que es el último afluente del Río Yangtsé antes de que desemboque en el Mar de la China Oriental.
Con una extensión de más de 113 kilómetros (71 millas) y un ancho promedio de 400 metros, el río Huangpu atraviesa el centro de Shanghai y divide la ciudad en dos partes. Puxi, al oeste, es el centro histórico, cultural y de entretenimiento de la ciudad, mientras que Pudong, al este, es el centro financiero y de negocios de Shanghai.
Sin embargo, su historia da cuenta de la importancia de este río, siendo uno de los primeros que fueron dragados artificialmente en la antigüedad.
Hace mucho tiempo, Shanghai era un pantanal desierto, fluyendo un río somero en el centro, donde solía ocurrir sequía e inundación todo el año. Después, el primer ministro del Reino Chu, Huang Xie, hizo todo lo posible para dragar el río. Finalmente, lo dirigió al Norte convergiendo en el Mar de la China Oriental.
Desde entonces, se hizo un río para extraer agua, navegar, descarga de crecidas, pesquería, etc. Para agradecer a Huang Xie, llamaron el río con el nombre del primer ministro, Huangxie; abreviándolo como Huangpu.
Hoy es posible admirar la belleza de las construcciones que bordean el río, a través de un paseo en barco durante la noche, que permite al visitante maravillarse con el paisaje urbano de Shanghai, tales como el conjunto arquitectónico del Bund, la Torre de la Perla Oriental y la Torre Jin Mao, entre otros.
Este viaje es una sinfonía de colores a lo largo del río, donde cada edificio brilla y destella sus luces, construyendo una paradoja sinigual de esta magnificencia de Shanghai, que deslumbra y cautiva desde la tierra al cielo.