Editorial

Quo Vadis?… Migrantes en busca de una quimera

Hace cuatro años, Tarapacá comenzaba a vivir un proceso de migración nunca antes visto, con la llegada de cientos de personas y familias que venían desde otros países de América Latina, principalmente, Venezuela, a buscar nuevos horizontes a una nueva tierra llamada Chile.

Este desplazamiento forzado de niñas, niños, mujeres y hombres de todas las edades, generó un caos social sin parangón. Por una parte, los migrantes ocupando espacios públicos por doquier para poder dormir y alimentarse; y por otra, grupos de ciudadanos que rechazaban esta “invasión” y que llevó incluso a que destruyeran y quemaran los pocos enseres que traían dichos migrantes.

Lo paradojal de esta situación no fue la migración en sí, sino la mala política pública implementada por el gobierno de aquel entonces, que no supo cuándo y cómo manejar la llegada de personas a la región, sobre todo, por el ingreso irregular por Colchane.

Sin perjuicio de ello, en aquel entonces llamó la atención los argumentos esgrimidos por la ciudadanía en respuesta a esta “oleada de migrantes”, donde claramente señalaban que eran personas malas, delincuentes, que les quitaban beneficios sociales, que destruían la cultura, etc. En fin, una serie de mitos que no se condice con la realidad de la región, que desde su origen ha sido un territorio forjado por migrantes de distintos países del orbe, y que han contribuido a crear una identidad y cultura única en este pedazo del norte de Chile.

No cabe duda que todo proceso migratorio tiene causas, desarrollos y consecuencias en la vida cotidiana de las personas. Tampoco se puede negar que durante todo este tiempo hubo un incremento en la tasa de delitos de connotación social, pero al mismo tiempo muchos lucraron con la llegada de los migrantes, cobrándoles grandes sumas para traerlos desde la frontera a Iquique, y el arriendo de piezas de mala muerte por $ 10.000 diarios… literalmente, un abuso.

Sin embargo, pretender que todo lo malo es a causa de los migrantes que llegaron a la región, no pareciera ser del todo justo cuando el gobierno, como garante de la gobernanza en los territorios, estuvo siempre ausente, sumado a mala praxis de seudos medios de comunicación que generaron discursos de xenofobia, discriminación y racismo, construyendo estereotipos y alentando a la ciudadanía a “odiar a alguien” que ni siquiera conocían, pero al que le pusieron un rostro de migrante.

De ahí la reflexión en torno a este fenómeno social: Quo Vadis? (en latín, a dónde vas?).

La migración es un derecho humano y, por tanto, conlleva en sí misma el respeto a la dignidad de las personas. Diversos países del mundo y, por ende, muchas culturas no existirían hoy si no se hubiese producido una migración de gente buscando una quimera, un sueño de nuevos horizontes para rehacer sus vidas, para empezar de nuevo en una tierra lejana a su patria.

A quienes se dicen creyentes y fieles a una religión, recuerden que la mayoría de los profetas y personajes bíblicos migraron hacia aquellos lugares que hoy se reconocen como la cuna de éstos. Pregúntese Ud., qué hubiera pasado si no hubiera existido la migración hace millones de años?, Qué sería de nosotros ahora? Seríamos los mismos? Tendríamos tanta diversidad de culturas y tradiciones que nos evocan la belleza de ser un habitante de este mundo?

Sólo analice y piense!

 

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