Opinión

¡Basta de estudios eternos!

Hrvoj Ostojic Peric, presidente Cordetur y director Revista IqueIque

Con preocupación, por decir lo menos, vemos que edificios emblemáticos de Iquique están sometidos a estudios que impiden su uso y, lo que es peor aún, algunos de ellos están en proceso de futura habilitación, para ser utilizados por entidades públicas.

Por un lado, rechazamos el uso de estos edificios históricos por entidades estatales, pues ya hemos visto el resultado de ello. Cada vez que necesitan más oficinas, jibarizan los espacios, produciéndose daños permanentes en pisos, paredes, cielos, etc; y por otro lado, su funcionamiento en dichos lugares, impide una visita completa, por estar, obviamente, ocupados por dichos organismos.

Eso es lo que va a suceder con el edificio de la ex Aduana, que mantiene una riquísima historia, que nace en la época peruana y continúa con la chilena, periodo durante el cual se produjeron sucesos de gran importancia, tanto durante la Guerra del Pacífico como la Guerra Civil de 1891 y que lamentablemente alojará, cuando algún día se refaccione, a las oficinas de la Seremi de las Culturas.

Resulta además paradójico que esos estudios hayan sido encomendados a entidades que no son de la región y que, como ya lo han demostrado, poco o nada saben de la historia de esos inmuebles.

No podemos ni debemos permitir que esta situación, de la cual tenemos otros ejemplos, nos prive del placer de recorrer completamente estos testimonios históricos y menos que sean utilizados como oficinas públicas, donde terminarán deteriorándose o, lo que es peor, ocultando sus instalaciones a la ciudadanía.

Por otra parte, parece que ser nombrado Monumento Nacional es como una maldición que impide su refacción y uso, por lo menos acá, porque en la capital vemos que ellos son utilizados sin tantas restricciones.

El comentario se produce porque todo inmueble que ha sido declarado Monumento Nacional queda abandonado a su suerte, debido a que cualquier intervención que se le haga, debe ser aprobada primero por un consejo nacional, que sesiona de vez en cuando en Santiago, donde las autorizaciones duermen el sueño de los justos en dichas oficinas, sobre todo, tratándose de las ubicadas en regiones, mientras las estructuras continúan su lento, pero inexorable deterioro.

Lo anteriormente señalado tiene como ejemplos  a los inmuebles ubicados en Iquique, como el Teatro Municipal, que tuvo que pasar más de 14 años cerrado para que comenzara su restauración, la ex Aduana, la que tendrá que sufrir otra cantidad de tiempo igual, para que sea intervenido, etc, etc.

Lo que sucede con los sitios patrimoniales ubicados en la pampa y nombrados como tales, es otra historia, porque esos están totalmente abandonados y/o cercados por instalaciones industriales lo que, por un lado, posibilita que se destruyan día a día y por otro, que queden vedados a la vista del visitante.

Otra situación ocurre con los campos de batalla  de Tarapacá, donde se ha producido una verdadera tragedia en ellos, ya que mineras han invadido esos terrenos, declarados monumentos históricos por el sólo mérito de la ley, eliminando los restos bélicos que en ellos se encontraban, para dar paso a la instalación de pilas de lixiviación en el sitio mismo de los enfrentamientos.

Sobre eso se hizo la denuncia correspondiente y ¡nadie dijo nada!

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