Sabotaje criminal a la infraestructura crítica de Tarapacá
Juan Morales Barraza, Vicepresidente de Cordetur
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El ferrocarril de Tarapacá tiene una historia más que centenaria de su extraordinaria contribución al desarrollo económico de Chile y ha demostrado que ha soportado los terremotos y aluviones de mejor manera que las carreteras, con la rápida restauración del servicio. Un probable gran terremoto destruiría el puerto, el aeropuerto y también las carreteras, quedando nuestra región expuesta al aislamiento y a las consecuencias de ello.
Dado que en caso de grandes fenómenos de la naturaleza, es necesario garantizar continuidad del abastecimiento a la industria y al comercio, incluso del transporte de pasajeros, sólo el ferrocarril lo podría garantizar.
Sin embargo, el robo de rieles y durmientes es un acto criminal porque atenta contra la supervivencia de la comunidad regional en su conjunto; y hoy nos hemos enterado de un ataque más a la región.
Todos sabemos que el ferrocarril, después del barco, es el medio más eficiente para transporte de largas distancias; y las exportaciones de Bolivia, Argentina y Brasil provienen de distancias superiores a 1.500 km.
También sabemos que desde Iquique estamos unidos a estos tres países por una red ferroviaria de trocha métrica, de tal manera que no es necesario realizar transbordos, por lo que la carga puede ir de origen a destino en el mismo carro.
A Iquique ha llegado por ferrocarril azúcar, harina, arroz, gas, cítricos, porotos y tabaco, proveniente desde las provincias argentinas de Salta, Jujuy, Tucumán, Corrientes e, incluso, desde Córdoba y Buenos Aires. En las décadas pasadas también se armó un tren que, saliendo de Iquique, llegó a Sao Paulo, a través de Socompa – Yacuiba – Santa Cruz – Corumbá.
Destruir la vía férrea de Tarapacá es también un grave atentado a la economía regional, porque impedirá el comercio internacional de grandes volúmenes de carga proveniente de los países vecinos, para embarcar en el Puerto de Iquique con destino a China, Japón, Corea, México o Estados Unidos.
Esta acción de sabotaje es grave porque al dañar la infraestructura crítica, impedirá aprovechar el potencial económico que facilita el tren y el puerto de Iquique a la Región de Tarapacá.
Llama poderosamente la atención que en esta región se hayan producido seis robos de rieles y durmientes, delito que se llevó a cabo a corta distancia de la zona urbana de Alto Hospicio.
No son pequeñas cosas, son productos que no se pueden ocultar fácilmente, que pesan toneladas y se transportan en camiones, los que requieren cuadrillas de ladrones para cortar los rieles, para desclavarlos y para subirlos a los camiones; y aún no se ha detenido a los delincuentes.
La situación debería cambiar drásticamente en los próximos días, porque nos hemos entrado de la preocupación de autoridades nacionales, regionales y de las policías, para poner tras las rejas tanto a los delincuentes que roban los rieles y durmientes, así como también a los cómplices de estos delitos que los compran como chatarra o material de construcción y que los que estarían enviando al extranjero.