Emprendimiento regional, una nueva mirada
Mucho se habla del emprendimiento como la gran solución a los problemas de la economía local y regional. Quizás para muchos es el “caballito de batalla” para sortear el desempleo, generando una apuesta por reducir los índices de cesantía ante la falta de puestos laborales; o bien, para decretar la instalación de una cultura del emprendimiento que genera nuevos negocios sin resultados óptimos.
Si bien todo lo anterior puede ser parte de una lógica purista en la forma cómo miramos el territorio para generar nuevas alternativas de desarrollo social y económico, lo cierto es que urge dar una nueva mirada a cómo se piensa y gestiona el emprendimiento en Tarapacá.
En primer lugar, emprender un negocio es pensar una “idea” y llevarla a la “acción”.
A simple vista, pareciera ser fácil. Sin embargo, el acto de emprender es una tarea que demanda paciencia, perseverancia, dedicación y compromiso.
En otras palabras, es un camino lleno de incertidumbres y desafíos, sin saber con certeza cuándo termina el proceso para lograr el éxito.
En ese sentido, y si bien el Gobierno ha destinado recursos para diferentes instrumentos de apoyo al emprendimiento, ello por sí sólo no basta. Se requiere tener una política pública asertiva que permita a quienes inician este proceso poder adquirir los conocimientos y habilidades para implementar, desarrollar y escalar su emprendimiento hasta convertirlo en un negocio rentable. En resumen, generar un capital humano en la ciencia del emprendimiento… y en eso estamos “al debe”.
En países desarrollados, las directrices públicas –con apoyo de universidades y centros privados-, se orientan a desarrollar modelos de emprendimientos mediante la incubación de ideas para luego transformarlas en empresas.
Chile y la Región de Tarapacá no ha estado ajena a esta experiencia de incubadoras de negocios. Sin embargo, lo que marca la diferencia es el proceso y el periodo de incubación de las ideas de emprendimiento.
Mientras en Chile la incubación tiene un proceso promedio de dos años, en los países desarrollados, el modelo obliga a una incubación de 5 años, donde se va midiendo y cotejando los avances de la idea de negocio, en lo que se refiere al naming de marca, plan de negocios, proceso de producción, estudios de mercado para medir el impacto del producto y/o servicio, ya sea a nivel de potenciales compradores como en su fase de acercamiento, penetración y consolidación en el mercado; estrategias de venta, marketing y publicidad, entre otros.
Pero lo más importante en este proceso de incubación es la preparación y formación de los emprendedores en diversas áreas, trabajo orientado a generar una mentalidad empresarial.
En esa línea, el trabajo que se lleva a cabo apunta, transversalmente, a seis elementos esenciales para el emprendedor/a, como la motivación, perseverancia, creatividad, comunicación y habilidades sociales, capacidad de análisis y planificación; y trabajo en equipo.
Es por ello que en la matriz de incubación, los emprendimientos sólo egresan de este proceso una vez que logran superar todas las barreras que le permitan al emprendedor/a enfrentar el mercado, mantener su negocio y hacerlo crecer; y esto no ocurre antes de los 5 años.
Bajo este paradigma, es claro que a nuestra región aún le falta mucho para llegar a estos estándares.
Sin embargo, nunca es tarde para empezar.
Es por ello que resulta necesario generar una nueva forma de mirar el desarrollo del emprendimientos en el territorio.
No sólo es importante el nivel de recursos que disponga el Gobierno para apoyar a los emprendedores, sino también el compromiso y trabajo de universidades y empresas privadas, para aportar con su know how (saber hacer) a impulsar esta nueva mirada para el desarrollo de una “política para emprender” a nivel regional.
Ya es hora que Tarapacá comience a hacer su camino en materia de una cultura del emprendimiento, sin volver la mirada hacia los viejos modelos, sino a una nueva forma de visualizar el futuro y el desarrollo económico y social de la región.
La apuesta es clara. Entonces, avancemos!