Opinión

Oportunidades y desafíos para Tarapacá

Gustavo Orrego

La invasión a Ucrania por parte de Rusia, el ascenso incuestionado de China como superpotencia y el mayor protagonismo de India, son una demostración que el mundo unipolar de EE.UU. ha concluido.

Los intereses políticos, económicos, tecnológicos, incluso culturales, ya no se resuelven solamente en el mundo “occidental”. La esperada irrupción de nuevos actores en el concierto internacional (BRICS), así como el surgimiento de una manifiesta competitividad de las potencias mundiales en distintas materias del conocimiento humano (Inteligencia Artificial, Robótica, Energía Renovable, Cambio Climático, etc.) no permite a ninguna región del planeta abstraerse de estos temas; y exige según el interés y magnitud de cada Estado, desarrollar capacidades para enfrentar estos desafíos.

Así todo, podemos observar que este reacomodo en el tablero mundial ha provocado un giro en las relaciones internacionales marcadas por un despliegue diplomático en todos sus ámbitos.

La reciente cumbre entre la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe) y la Unión Europea, después de 8 años de su última versión, no es más que un reflejo de este cambio con necesidad. Este repentino interés de los europeos obedece a que han “descubierto” sus debilidades ante China y Rusia en un mundo multipolar, que también está cambiando en el Indo-Pacífico.

El despliegue diplomático europeo liderado por Úrsula von der Leyen (Presidenta de la Comisión Europea) durante este año ha sido notable, destacando el reimpulso en sus relaciones comerciales con México, la suscripción de un memorando de entendimiento para el desarrollo de proyectos de litio con Chile y Argentina; y el anuncio de inversiones por USD 10.000 millones en proyectos sostenibles.

A lo anterior, hay que tener presente que un eventual acuerdo entre MERCOSUR-Unión Europea creará un mercado de 800 millones de personas y un comercio bilateral por USD 100.000 millones con un evidente impacto en todo el cono suramericano.

Estos temas complejos y aparentemente lejanos, en realidad no lo son para Tarapacá.

La construcción del Terminal Portuario de Chancay en Perú con capitales Chinos, que busca convertirse en un “HUB” regional de comercio y nodo sudamericano marítimo hacia el Asia y Oceanía, no es más que una extensión de la “Ruta de la Seda” en su versión Latinoamericana. Se espera que dicha terminal comience a operar a fines del 2024, coincidiendo con la Cumbre Presidencial del Foro de Cooperación Económica del Asia-Pacífico (APEC), que se llevará a cabo en Perú.

Estimo que la vocación productiva, comercial y cosmopolita de Tarapacá está ad portas de oportunidades y desafíos en un siglo en que el multilateralismo en sus distintas dimensiones tendrá su centro de gravedad en el Pacífico.

Entonces, el desafío inmediato no es la búsqueda de respuestas, sino formular las preguntas correctas para Tarapacá.

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