Héroes del 21 de Mayo en Tocopilla
Ana Olivares Cepeda, Vicepresidenta Los Viejos Estandartes® Antofagasta; y Rodrigo Cameron Castillo
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Es imposible olvidar la gesta de nuestro máximo héroe nacional, Agustín Arturo Prat Chacón, junto a sus oficiales Tte. Ignacio Serrano Montaner y el Sgto. Juan de Dios Aldea, ocurrida el 21 de mayo de 1879 con la fragata Esmeralda, frente al imponente Huáscar, comandado por Miguel Grau Seminario.
Su inmolación fue el incentivo para que miles de chilenos se enrolaran voluntariamente en las diferentes unidades militares del país que partían a combatir hacia nuestro norte.
Sin embargo, ese mismo día, también se libró el Combate de Punta Gruesa, donde la astucia del Capitán Carlos Condell de la Haza, comandando La Covadonga, obtiene el encallamiento de la nave peruana más poderosa, la Independencia. Luego de aquello, Condell debe encontrar pronto un puerto para que su nave reciba reparaciones, ya que sufrió daños de consideración durante el enfrentamiento; además necesitaba bajar a tierra y sepultar a los tres tripulantes muertos en el combate: el grumete Blass 2do Téllez, el mozo Felipe Ojeda y el cirujano Pedro Videla (al poco tiempo, este último fue trasladado a La Serena y luego a la Cripta de los Héroes del 21 de mayo en Valparaíso).
La Covadonga llega al puerto de Tocopilla el día 22 de mayo e intenta seguir camino hacia Cobija. Sin embargo, una fuerte marejada la obliga a devolverse, saliendo en horas de la madrugada del 23. En Cobija recibe nuevamente algunas reparaciones rápidas y se dirige hacia Antofagasta.
A la altura de Punta Angamos, se encuentra con el Rimac, que la remolca finalmente hacia el sector de La Poza de Antofagasta. Aquí debe quedarse varios días para recibir reparaciones más profundas y poder continuar viaje hacia Valparaíso. Durante su estadía en la ciudad, el 26 de mayo, el Huáscar que venía en su persecución luego de dejar a los muertos, heridos y prisioneros en Iquique, se asoma en la bahía e inicia un bombardeo a las plantas resacadoras de agua.
Tanto la Covadonga como las baterías de artillería terrestres ubicadas en tres sectores de la ciudad, repelen el ataque y Antofagasta no sufre mayores daños más que la muerte de un pobre perro que se encontraba amarrado en un sector de los patios de ferrocarril que recibió uno de los impactos. Desde ese día, el Huáscar es llamado como “el mata perros”.
Vuelta un poco la tranquilidad a la ciudad, Matías Rojas, comandante del Batallón Cívico Antofagasta nro. 2 ofrece una cena al Capitán Condell y a sus oficiales. En aquella ocasión, se le anuncia un reconocimiento traducido en nombrar la que fuera hasta entonces la calle Santa Cruz como Carlos Condell, la que se mantiene hasta nuestros días.
Pero ¿qué pasó con los cuerpos de Téllez y Ojeda?
Pasaron los años hasta que, en 1929, tras la construcción de un nuevo camino carretero en Tocopilla que incluía la expropiación del antiguo cementerio de la ciudad, se debieron trasladar las sepulturas hacia un nuevo lugar de destino y es, en ese momento, que dieron con dos cuerpos envueltos en “coyes” (hamacas) y la bandera chilena.
Pronto se determinaría que los cuerpos correspondían al grumete y mozo fallecidos en la Covadonga. Inmediatamente, las autoridades locales y comunidad se animan a encontrar un lugar digno para los héroes. Es así que, en 1936, en la plaza principal de Tocopilla llamada Carlos Condell, se instalan sus restos para su descanso y recuerdo eterno.
Cada 21 de mayo, los tocopillanos y nortinos honramos y conmemoramos a los marinos rasos casi olvidados por la historia nacional. A pesar que debiesen estar junto a sus compañeros en Valparaíso, el cariño y cuidado entregado por la ciudad también es magnánimo y su presencia nos acercan más a nuestra historia nacional.