
La guerra más importante en Sudamérica durante el siglo XX fue la llamada “Guerra del Chaco” (1932-1935), que enfrentó a Bolivia y Paraguay, entre otras razones, por los supuestos yacimientos de petróleo que existían en el llamado “Chaco Boreal”. “Según el Gobierno boliviano, la Guerra del Chaco en realidad fue un enfrentamiento entre la petrolera norteamericana Standard Oil que operaba en Bolivia y la anglo-holandesa Royal Dutch Shell que promovía sus intereses por el oro negro desde el lado paraguayo”.
La guerra terminó con la victoria de la República del Paraguay sobre un territorio que al final no tenía el petróleo esperado.
En la “Guerra de las Malvinas” (1982), el “Casus Belli” fue: a) la reivindicación territorial basada en antecedentes históricos, b) la posición estratégica de las islas, c) su proyección en la Antártida y d) los supuestos yacimientos de petróleo existentes. Sobre este último punto, los ingleses desde 1993 han hecho exploraciones en el archipiélago con resultados disímiles. Pero eso no ha impedido que la empresa británica de petróleo y gas “Rockhopper Exploration” se asocie con la israelí “Navitas Petroleum” para explotar el proyecto “Sea Lion”, situado al oriente de las islas (2022).
Así todo, la aventura que significó la “Guerra de las Malvinas” y que fue impulsada por la dictadura argentina como una forma de superar la crisis económica y política que se vivía en ese momento en el país trasandino, fue en definitiva el error final que significó la pérdida de la guerra, el fin de la Junta Militar Argentina y el restablecimiento de la Democracia.
Por eso llama la atención el “referéndum consultivo no vinculante convocado” por el Presidente de Venezuela don Nicolás Maduro el domingo 3 de diciembre pasado, donde se preguntó a la ciudadanía venezolana cinco cuestiones referidas al conflicto que mantiene dicho país con la República de Guyana, sobre el llamado territorio de “La Guayana Esequiba”, también conocido como “Territorio del Esequibo”.
Dentro de las preguntas planteadas, destaca la siguiente: ¿Está usted de acuerdo con la creación del estado Guayana Esequiba y que se desarrolle un plan acelerado para la atención integral a la población actual y futura de ese territorio, que incluya entre otros el otorgamiento de la ciudadanía y cédula de identidad venezolana, conforme al Acuerdo de Ginebra y el Derecho Internacional, incorporando en consecuencia dicho estado en el mapa del territorio venezolano?
No cabe duda que la pregunta planteada es una declaración de anexión por secretaría, contrario al Principio de la Integridad Territorial y representa un retroceso de los mecanismos de solución pacífica de controversias contemplado en el Derecho Internacional (art. 2 punto 4 y art.33 de la Carta de las Naciones Unidas).
Posiblemente, muchos analistas deben pensar que este tema del “Territorio del Esequibo” es la excusa perfecta para “distraer” a la población venezolana de los problemas que padece el régimen de Maduro en un año de elecciones. Seguramente lo es, ya que ejemplos de inventar conflictos territoriales con fines políticos internos no es nuevo en América Latina.
Sin embargo, debemos señalar que el territorio “disputado” del Esequibo tiene una extensión de 159.542 km2, algo menor que las regiones de Tarapacá y Antofagasta juntas. De acuerdo a estimaciones de la Universidad de Navarra se espera para el año 2025, Guyana supere a Ecuador – País miembro de la OPEP- “convirtiéndose en el mayor productor de barriles per cápita del mundo (por delante del actual líder, Kuwait, que tiene una producción de 3,15 millones de barriles diarios y 4,1 millones de habitantes)” y agrega “Los costes de producción por barril se estiman en los 26 dólares considerando impuestos, por lo que las ganancias se esperan abundantes en prácticamente cualquier escenario futuro (actualmente el barril de WTI se encuentra en torno a los 50 dólares), convirtiendo a Guyana en uno de los grandes atractivos en la industria petrolera del momento.” https://www.unav.edu/web/global-affairs/detalle/-/blogs/la-nueva-guyana-petrolera-y-su-proyeccion-internacional
Ahora bien, la reclamación venezolana tiene una base histórica, pero como dijimos, también está influenciado por una coyuntura electoral (2024). En un país, otrora potencia petrolera, la explotación que se proyecta para Guyana supone una afrenta al régimen chavista que ha sido incapaz de administrar un país rico en recursos naturales y con una población que huye del país buscando mejores oportunidades. Guyana se transforma en una molestia, pero también en una oportunidad.
Para Guyana, acceder a la reclamación venezolana supone perder dos tercios de su territorio donde además están las principales reservas del preciado combustible. De ahí las esperanzas de lo que resuelva la Corte Internacional de la Haya próximamente sobre la validez legal del laudo arbitral de 1899, que resolvió la frontera entre Guyana y Venezuela en su momento.
Actualmente, Venezuela desconoce la competencia de la Corte Internacional para resolver el litigio. Además Nicolás Maduro declaró que el “referéndum sí era vinculante” y conforme a ello ordenó crear una zona militar en la zona de litigio, además de exigir el pago de derechos a cualquier empresa que quiera explotar petróleo en el territorio del Esequibo. Esto en clara alusión de las exploraciones que están haciendo empresas chinas, canadienses, norteamericanas y británicas con el acuerdo del Gobierno de Guyana.
Las palabras y acciones del régimen chavista, si bien inquietan, no deberían pasar a mayores porque sus fuerzas armadas difícilmente podrían efectuar una invasión y a la vez sostener al régimen.
Por otra parte, el presidente guyanés, Mohamed Irfaan Alí, señaló a France24: “Nosotros estamos trabajando con nuestros socios del Departamento de Estado y Defensa de Estados Unidos para asegurar que Guyana no esté fuera de guardia y esté preparada; y también para actuar como un país que respete el Estado de Derecho y el orden internacional”.
Otro país que no sólo se preocupa sino además se ocupa, es Brasil, que no ha dudado movilizar tropas en su territorio cercano a la frontera con Venezuela y Guyana. Dicha movilización la encabeza la 1.ª Brigada de Infantería de Selva «Brigada Lobo D’Almada», que es una unidad de combate con asiento en Boa Vista (capital del estado de Roraima) y dependiente del Comando Militar de la Amazonía.
Para Brasil, esta situación constituye una oportunidad de mostrar su influencia como potencia regional y con aspiraciones internacionales.
El sentido común indica que esta situación no debería prolongarse más allá del proceso eleccionario en Venezuela, a menos que las urnas y la desesperación de algunos, repitan una tragedia cuyo libreto ya conocemos.