Editorial

A propósito de las próximas elecciones

El próximo 26 y 27 de octubre se vivirá un proceso eleccionario de gran envergadura, no sólo por la cantidad de cargos a elegir, sino también por lo que representa para la región la elección de las nuevas autoridades para conducir los destinos de este territorio.

En el caso de la elección a Gobernador Regional, existen seis candidatos que buscan alcanzar este cargo, que es el órgano ejecutivo del Gobierno Regional, además de presidir el Consejo Regional y coordinarse con los servicios públicos para dar conducción al desarrollo de la región.

A ello le siguen las y los candidatos al Consejo Regional, conformado por 14 miembros. Para la provincia de Iquique, existen 22 postulantes, de los cuales sólo deberán ser elegidos 11 candidatos. Mientras que para la provincia del Tamarugal, se postulan 22 candidatos para sólo tres cargos.

Quizás lo más relevante de la elección de los integrantes del Consejo Regional, es que es un órgano de carácter normativo, resolutivo y fiscalizador respecto del Gobierno Regional. Además tiene como objetivo hacer efectiva la participación de la ciudadanía y, lo que no es menor, aprobar los recursos para la materialización de proyectos de inversión que aporten al desarrollo y crecimiento de la región, a través del Fondo Nacional para el Desarrollo Regional, más conocido como FNDR.

En el ámbito comunal, la elección de alcalde enfrenta a la comunidad a una diversidad de candidatos en cada una de las 7 comunas de la región, junto con una oleada de postulantes para acceder al cargo de concejal que, en algunas comunas, supera los 80 candidatos.

En este punto, resulta primordial recordar que la función del alcalde/sa es administrar adecuadamente una ciudad, a través del municipio, junto con defender los intereses de sus conciudadanos, a través de políticas locales para mejorar la calidad de vida de la comunidad.

Mientras que el rol de un concejal/a es fiscalizar el trabajo del alcalde, además de promover el desarrollo del municipio en diversas áreas, como por ejemplo, educación, cultura, salud, transporte, economía, obras públicas y urbanismo, entre otras; con el fin de procurar el bienestar de la ciudadanía.

Si se analiza el proceso eleccionario que viviremos en Tarapacá –y en todo el país-, llama la atención el considerable número de candidatos que, tal como en un juego de azar, muchos de ellos apuestan a alcanzar la máxima presea del cargo al que postulan, sin mediar una lógica que permita vislumbrar competencias y habilidades para representar y poder resolver las necesidades de los ciudadanos y ciudadanas a pie.

Sin duda, Tarapacá requiere de autoridades que releven un liderazgo único para abordar el desafío de cumplir con lo que la comunidad espera, tanto a nivel comunal como regional. Pero al mismo tiempo, se hace necesario que posea una capacidad para marcar objetivos, una mirada integradora de lo que falta por hacer o mejorar, responsabilidad, tolerancia y humildad; y un compromiso férreo que demuestre fehacientemente que la aspiración de ocupar un cargo de elección popular es el resultado de una vocación genuina de buscar y hacer verbo lo más preciado para una sociedad: el bien común.

Sólo así, la elección de autoridades en cada comuna de Tarapacá, y por ende en la región, permitirá avanzar en los próximos años al desarrollo del territorio, con inversiones y programas que lleguen a la gente, resolución ejecutiva de necesidades y problemas en diferentes ámbitos; y la certeza de que se avanza a pasos de gigante, sin retroceder.

Del voto de cada habitante dependerá lo que nos depare el futuro.

 

 

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